Bueno, bueno decía aquel anciano que vagaba por un pequeño parque, que practicaba consigo su propio monologo la cual no se podía contener su enojo en su rostro ni tampoco aquella lágrima que le rodaba por su mejilla.
Lo que me llamaba la antensión de él era aquel monologo que repetía, frente aquel roble jigantesco conocido como el árbol de la lupuna quien a su alrededor existe un pequeño parque que solo el guarda junto con aquel anciano el secreto mas turbio y horrendo que le pudo haber sucedido a la ciudad de pucallpa. Ahora es quiesas para los turistas nacionales e internacionales la única existencia de esta especie de árbol quien se resiste a ser depredado y acabar en alguna carpintería para luego ser comercializado como silla, mesa o derrepente un buen ropero.
Aquel anciano se arrepiente haber dejado ir a su esposa y sus hijos a comprar en aquel momento que pucallpa vivía la lucha armada roja llevada acabo por el terrorista del MRTA juan valles conocido como el camarada martillo. Era una noche de lluvia decía el pobre anciano su esposa junto a otras demás mujerzuelas fueron capturas por el camarada martillo quienes fueron secuestradas y conducidas a aquel viejo árbol en una de sus esquinas las hicieron arrodillar a todas. Pero antes de eso le habían quietado toda la ropa completa mente desnudas y camarada martillo lo único que dijo fue mujerzuelas, bastardas de la sociedad bulto para esta sociedad. Y una ráfaga de balas acompaño los truenos de la lluvia sobre esa noche.
Dejando solo al pobre anciano para toda su vida.
